En La Copa, el artista José Morales plantea un reto al observador cuya mirada transcurre entre la fotografía memoria de una ciudad y el caos incendiario de la pintura, desde lo cual se distinguen algunos elementos recurrentes en su trabajo, como un arma de fuego, machetes, vegetales y frutas, cual trazo de proyectiles en lienzo.

Morales trabaja con dibujo, pintura, instalación y otros formatos; se formó académicamente entre Nueva York, Madrid y París.

En el Museo de Arte de Puerto Rico, MAPR se lee: “Sus dramáticas composiciones presentan, a veces con ironía, imágenes perturbadoras de la realidad social del puertorriqueño, incluido el sincretismo que lo caracteriza […]”.